Severiano Ocegueda Peña, Educador y poeta. Mazatán, Nayarit; 1913 - Tepic,Nayarit; 1990. La vocación por la enseñanza que lo acompañó hasta su muerte se la contagió la directora de la escuela de su pueblo, Concepción González Burke. En 1930 tuvo el placer de estrenar las aulas de la Escuela Normal Rural de Xalisco, inaugurada ese mismo año por Luis Castillo Ledón. Tres años después, inicia su larga trayectoria como maestro de Santiago Pochotitán, Calera de Cofrados, Atonalisco, San Pedro Lagunillas, Tuxpan y Tepic. En 1948, cuando fungía como inspector escolar de la Séptima Zona que comprendía Acaponeta, Tecuala y Huajicori, se pone a escribir dos libros que le valieron su reconocimiento estatal, nacional y, cómo no, latinoamericano por su indiscutible valor pedagógico: el de la Lectura y la Escritura. De 1956 a 1960 dirige un ensayo piloto de educación básica auspiciada por la UNESCO en Santiago Ixcuintla. Participa en el naciente movimiento sindicalista de los maestros y en la fundación de la Sección 18 y 20 del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación. El intervalo de 1958 a 1959 es probablemente el más desagradable de su vida, pues lo encarcelan por compartir el ideario del movimiento ferrocarrilero nacional. Tiempo después, es regidor del XXVI Ayuntamiento de Tepic, durante la alcaldía de Alejandro Gascón Mercado de 1972 a 1975. Fue un hombre polifacético que también incursiona en la literatura como autor de los libros Surco I, II y III, Consejos a mi hijo, Lecturas para chicos y grandes, Toponimias aztecas, Estampas de Nayarit y de México. Por si fuera poco, consigue una verdadera hazaña literaria cuando escribe Geografía de Nayarit y La enseñanza de la ortografía, ¡totalmente en verso! Su labor poética le hizo ganar varios premios en San Blas, Santiago Ixcuintla y Tepic, aparte de colaborar en periódicos como El Demócrata, Diario del Pacífico y Vida Nueva.
Obra publicada [editar]
Surco I
Surco II
Surco III
Consejos a mi hijo
Lecturas para chicos y grandes
Toponimias aztecas
Estampas de Nayarit y de México
Geografía de Nayarit
La enseñanza de la ortografía
Bibliografía [editar]
Pere Greenham, Rostros y rastros. El siglo XX en Nayarit a través de 101 protagonistas memorables, Tepic: Gobierno del Estado de Nayarit, 2005.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Severiano_Ocegueda_Peña"
Obra publicada [editar]
Surco I
Surco II
Surco III
Consejos a mi hijo
Lecturas para chicos y grandes
Toponimias aztecas
Estampas de Nayarit y de México
Geografía de Nayarit
La enseñanza de la ortografía
Bibliografía [editar]
Pere Greenham, Rostros y rastros. El siglo XX en Nayarit a través de 101 protagonistas memorables, Tepic: Gobierno del Estado de Nayarit, 2005.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Severiano_Ocegueda_Peña"
El Prof. Severiano Ocegueda Peña (1965) afirma que el nombre de Tepic proviene de Tepicilli, <
Alí Chumacero
Reseña biográfica
Poeta mexicano nacido en Acaponeta, Nayarid en 1918.
Reseña biográfica
Poeta mexicano nacido en Acaponeta, Nayarid en 1918.
Estudió preparatoria en Guadalajara y muy joven se trasladó a la ciudad de México, donde en 1940, fundó la revista Tierra nueva.Ha dedicado parte de su vida a la crítica literaria, pero es en sus versos donde denota una gran sensibilidad y un fino talento lírico, que lo señalan como uno de los precursores de la poesía moderna de su país.Algunas de sus obras más renombradas son: «Imágenes desterradas» 1948, «Palabras en reposo» 1956 y «Páramo de sueños» 1994.
reside desde 1937 en la ciudad de México. Perteneció al grupo de escritores que fundó la revista Tierra Nueva y dirigió la publicación entre 1940 y 1942. Fue redactor de la revista El Hijo Pródigo y de México en la cultura, suplemento del ya extinto periódico Novedades, así como director de Letras de México. Fue becario de El Colegio de México en 1952 y del Centro Mexicano de Escritores entre 1952 y 1953. Desde 1964 es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
Como autor, editor, redactor y corrector ha sido una de las figuras claves en la historia del Fondo de Cultura Económica, casa editorial para la cual todavía (2008) labora, después de más de medio siglo de trabajo intermitente. Es famoso por haber corregido para el FCE, entre cientos de obras, el Pedro Páramo de Juan Rulfo.[1] Alí Chumacero ha negado en repetidas ocasiones haber mejorado drásticamente la obra con su corrección,[2] pero el rumor de que lo hizo persiste.
Por su trayectoria como poeta ha recibido muchos premios, entre los que destacan el Premio Xavier Villaurrutia (1984), el Premio Internacional Alfonso Reyes (1986), el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura (1987), el Premio Estatal de Literatura Amado Nervo (1993) y la Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República (1996).
El 24 de junio de 2008 recibió un homenaje, con motivo de su 90 cumpleaños, en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.[3]
Obras [editar]
Poeta austero pero de gran intensidad lírica, Alí Chumacero sólo ha publicado tres colecciones de poesía, un disco donde los recita, y un compendio de ensayos críticos:
1940 - Páramo de sueños
1948 - Imágenes desterradas
1956 - Palabras en reposo
1987 - Los momentos críticos (ensayos)
1997 - En la orilla del silencio y otros poemas en la voz del autor (CD)
Como autor, editor, redactor y corrector ha sido una de las figuras claves en la historia del Fondo de Cultura Económica, casa editorial para la cual todavía (2008) labora, después de más de medio siglo de trabajo intermitente. Es famoso por haber corregido para el FCE, entre cientos de obras, el Pedro Páramo de Juan Rulfo.[1] Alí Chumacero ha negado en repetidas ocasiones haber mejorado drásticamente la obra con su corrección,[2] pero el rumor de que lo hizo persiste.
Por su trayectoria como poeta ha recibido muchos premios, entre los que destacan el Premio Xavier Villaurrutia (1984), el Premio Internacional Alfonso Reyes (1986), el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura (1987), el Premio Estatal de Literatura Amado Nervo (1993) y la Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República (1996).
El 24 de junio de 2008 recibió un homenaje, con motivo de su 90 cumpleaños, en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.[3]
Obras [editar]
Poeta austero pero de gran intensidad lírica, Alí Chumacero sólo ha publicado tres colecciones de poesía, un disco donde los recita, y un compendio de ensayos críticos:
1940 - Páramo de sueños
1948 - Imágenes desterradas
1956 - Palabras en reposo
1987 - Los momentos críticos (ensayos)
1997 - En la orilla del silencio y otros poemas en la voz del autor (CD)
Entre sus poemas se destaca Poema de amorosa raíz, cuya estrofa final reza:
Cuando aún no había flores en las sendas
porque las sendas no eran ni las flores estaban;cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas,ya éramos tú y yo.
Páramo de sueños.
POEMAS:
AMOR ES MAR
Llegas, amor, cuando la vida ya nada me ofrecía
sino un duro sabor de lenta consunción
y un saberse dolor desamparado,
casi ceniza de tinieblas;
llega tu voz a destrozar la noche
y asciendes por mi cuerpo
como el cálido pulso hacia el latir postrero
de quien a solas sabe
que un abismo de duelo lo sostiene.
Nada había sin ti,ni un sueño transformado en vida,
ni la certeza que nos precipita
hasta el total saberse consumido;
sólo un pavor entre mi noche
levantando su voz de precipicio;
era una sombra que se destrozaba,
incierta en húmedas tinieblas
y engañosas palabras destruidas,
trocadas en blasfemias que a los ojos
ni luz ni sombra daban:
era el temor a ser sólo una lágrima.
Mas el mundo renace al encontrarte,
y la luz es de nuevo
ascendiendo hacia el aire
la tersa calidez de sus alientos
lentamente erigidos;
brotan de fuerza y cólera
y de un aroma suave como espuma,
tal un leve recuerdo
que de pronto se hiciera un muro de dureza
o manantial de sombra.
Y en ti mi corazón no tiene forma
ni es un círculo en paz con su tristeza,
sino un pequeño fuego,
el grito que florece en medio de los labios
y torna a ser el fin
un sencillo reflejo de tu cuerpo,
el cristal que a tu imagen desafía,
el sueño que en tu sombra se aniquila.
Olas de luz tu voz, tu aliento y tu mirada
en la dolida playa de mi cuerpo;
olas que en mí desnúdanse como alas,
hechas rumor de espuma, oscuridad, aroma tierno,
cuando al sentirme junto a tu desnudo
se ilumina la forma de mi cuerpo.
Un mar de sombra eres, y entre tu sal oscura
hay un mundo de luz amanecido
DESVELADO AMOR
Cayó desnuda, virgen, la palabra;
cayó la virgen desnudada
bajo mi cuerpo, trémulo latir
que hoy apenas si me pertenece
y me embriaga con cálido rumor,
rodea mi epidermis,
se introduce letal bajo mi lengua,
y mis párpados no lo miran
pero lo sienten desalado,
desolado que busca entre la noche
la amarga conjunción
de dos manos eternamente unidas
en el estrecho abrazo de la muerte.
Calló la voz. Mudos los labios
ciñéronse a la sombra
incendiando el incienso de su caída flor;
tan quietos como el sueño que también esperaban
con ansiedad de ciego sobre el tacto;
descansando angustiosos como el árbol sin fruto
bajo la primavera. Y mi cuerpo cayó
a un desesperado cuerpo,
y desde entonces siente
cómo crecen sus nervios en una dura ruina
hecha de sombra y voz estremecidas
por el vivo temor de estrecharse a la noche,
como el mar a las aguas que lo nutre
no la voz a los labios, fuente muda;
y en la quietud nacida
de este limpio silencio que por mi cuerpo corre,
destrozados los labios, la voz y la palabra,
anclado entre mí mismo,
el fuego de mi tacto se adormece
en esta soledad bajo la flor del sueño.
veía los silencios cruzar el transparente
origen del pecado.
Quizá fue por la tarde
o cierta madrugada, cuando el insomnio era
escándalo antes y después, y al alma
en sordo interrogar de prisionero
urdía entre la sombra la varonil espera
de la perduración.
De su mirar volaban
De su mirar volaban
retratos, somnolencias, un rostro femenino
en lucha contra el tiempo: ala o peste
que deja la ciudad e incendia calles
y alcobas sin historia, propicias luego al súbito
nacer de la amargura.
Noches de perversión
derrámanse en sus ojos, materia luminosa
de una mujer que en ellos perdura.
dejando el pensamiento dilatado
a través de tus ojos, anegado
de su mismo vivir con tu sentido;
después mirar tu olvido que en mí asoma
después mirar tu olvido que en mí asoma
como una rosa que al espacio diera
leve prolongación y luego fuera
la propia luz que toca con su aroma,
es entregarme a ti sin más denuedo
es entregarme a ti sin más denuedo
que la lucha del cuerpo contra el viento,
y contigo soñando estar tan quedo
como náufrago mar o vano intento:
como náufrago mar o vano intento:
porque ya que pensarte en mí no puedo,
dejo olvidado en ti mi pensamiento.
de piel vencida y casta como deshabitada,
sacudes sobre el lecho voces
y ternuras contrarias a mis manos,
y un crepúsculo escucho entre tu cuerpo
cuando al caer en ti agonizo
en un nacer marchito, sin el duelo
comparable al temor de tu agonía.
Contigo transparento la caída
Contigo transparento la caída
de un alud o huracán de rosas:
suspiros de manzanas en tumulto
diciéndome que el hombre está vencido,
confuso en amarguras y vacías miradas.
En ti respondo al mundo, y en tu cuerpo
respiro ese sabor de los sepulcros;
una noche no más, y tu mirada
persiste, implora y vence entre mis ojos,
decidida a una lucha prolongada
donde el recuerdo se convierte
en esa área languidez del pensamiento,
como materia de tus ojos mismos.
Lloras a veces arrojando
Lloras a veces arrojando
fúnebres aguas de perfume ciego,
como si desprendida de una antigua idea
vinieras hasta mí, tan clara
como un ángel dormido en el espacio,
a dejar evidencia, luz y vida;
y en tus lágrimas miro surgir tu suave piel
como si en ellas prolongaras
o hicieras más probable tu existencia,
derramando el aroma de tu sueño
sobre esta soledad de tu desnudo.
contra el origen de tu ser sublevas
un recuerdo de labios naufragando
y la temida enemistad
de presuroso y fugitivo aroma,
bajo el silencio idéntico
a tu inútil sosiego de virgen desolada.
Mudas fueras al tiempo, pero sabes
Mudas fueras al tiempo, pero sabes
dejarte abandonada y te sometes
como la flor al mar,
igual que entre los labios vuela el canto,
e insiste sobre el mundo tu fatiga,
la dura soledad de tus sentidos,
suma de amor y lágrimas que mi latir inundan
de este vano sentirte agonizando.
Opones sólo amor y te conserva
Opones sólo amor y te conserva
la esperanza invencible de mi cuerpo,
como si al derrumbarte
cuando cierras los ojos y en ti misma
soportas la caricia que en inmóvil te torna,
entonces navegaras a mí y te defendieras,
ya sin saber de ti,
deshabitada flor y canto destrozado,
rescatada del mundo
y hecha estatua abatida en un invierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario